Apunte de Francisco Guerrero en la Granada de los 60.
Resumen
Cuando recuerdo a Francisco Guerrero, amigo a pesar de la diferencia de edades, me remontan a los años setenta ya ese concierto, uno de los primeros, que dio en Granada junto a otros jóvenes músicos. Se llevó a cabo en un semisótano estrecho, con una exposición de pintura en el piso de arriba, y solo hubo un público reducido, entre los que recuerdo haber visto al dibujante Paco Martínmorales y al escritor José G. Ladrón de Guevara. Su maestro Juan Alfonso García, compositor y amigo de nuestra generación, ya nos había introducido en el mundo de la música contemporánea, pero aun así nos sorprendieron sus composiciones, a la vez jóvenes y maduras; tal fue su efecto que algunas asombradas damas, incondicionales defensoras de los gustos provincianos de la época, huyeron petrificadas. Aquel joven caballero delgado, aparentemente tímido y siempre sociable, estaba lleno de vitalidad e increíble potencial creativo; Lo encontraríamos con su novia Beatriz, carpeta bajo el brazo, joven envidiosamente, en las calles de Granada. También venía en ocasiones a las tertulias y reuniones de mi estudio de la avenida de Cervantes, frecuentado por escritores, pintores, músicos, periodistas, etc. Bien puede ser que allí coincidiera con personas distintas de las granadinas, con personas de otros pueblos y países como José Angel Valente, Joaquín Sabina, Antonio Requeni, Dina Roth y muchos otros. Cuando la revista malagueña Litoral preparaba su edición monográfica 85-86-87 dedicada a mí en 1979, le pidieron una contribución. Mostró su generosa amistad aportando una pequeña partitura para percusión, dividida en cuatro partes y que, según dijo, estaba basada en mi libro El gesto; Conservo esta partitura, llamada “Un poème batteur”, escrita con su propia letra. En esta revista la parte dedicada a mí se publicó en francés, mientras que las otras tres fueron en español, inglés y alemán. No sé si se ha publicado o reproducido toda la obra, ya que muy posiblemente el compositor no se quedó con una copia. Esta breve nota poco puede aportar a su obra y a su personalidad tan bien y tan bien apreciada, pero al menos añade un detalle que quizás desconozca de su juventud granadina.
