Del plebeyismo al señorito: Notas para una teoría de la recepción del flamenco

Autores/as

  • Alberto González Troyano

Palabras clave:

del plebeyismo al señorito, teoria de la recepción del flamenco

Resumen

Todos gritaban: ¡Viva el señorito! Y hasra el tío Gregorio, que es hombre de pocas palabras, exclamó: -Lo ha hecho usía como un ángel del cielo. [...] Dándome cuenta del carácter del tío Gregorio y de otros iguales personajes, llegamos al cortijo. Presentóme a los que allí se hallaban, que eran amigos o parientes suyos de la misma edad, clase y crianza, y se habían juntado para ir a una cacería; y esperando la hora competente, pasaban la noche,
cenando, cantando y hablando, para todo lo cual se hallaban bien provistos, porque habían concurrido algunas gitanas con sus venerables padres, dignos esposos y preciosos hijos. Allí tuve la dicha de conocer al señor tío Gregorio. A su voz ronca y hueca, patilla larga, vientre redondo, modales ásperos, frecuentes juramentos y trato familiar, se distinguía entre todos. Su oficio era hacer cigarros dándolos ya encendidos de su boca a los caballeritos, atizar los velones, decir el nombre y mérito de cada gitana, llevar el compás de las manos cuando bailaba alguno de sus más apasionados protectores, y brindar a sus saludes con medios cántaros de vino. Conociendo que venía cansado, me hicieron cenar luego y me llevaron a un cuarto algo apartado para dormir, destinando un mozo del cortijo que me llamase y condujese al camino. Contarte los dichos y hechos de aquella academia fuera imposible, o
tal vez indecente, sólo diré que el humo de los cigarros, los gritos y palmadas del tío Gregorio, la bulla de todas las voces, el ruido de las castañuelas, lo destemplado de la guitarra, el chillido de las gitanas, la quimera de los gitanos sobre cuál había de tocar el polo para que lo bailase Preciosilla, el ladrido de los perros y el desentono de los que cantaban, no me dejaron pegar los ojos en toda la noche. Llegada la hora de marchar, monté a
caballo, diciéndome a mí mismo en voz baja: ¿Así se cría una juventud que pudiera ser tan útil si fuera la educación igual al talento? Y un hombre serio, que al parecer estaba de mal humor con aquel género de vida, oyéndome me dijo con lágrimas en los ojos: —Sí, señor".
Este texto, perteneciente a una de las obras más conocidas de la ilustración dieciochesca española, las "Carras marruecas", de Cadalso, suele ser pocas veces -quizás por su carácter crítico-, puesto en relación con los inicios del mundo social desde el que se difunde el flamenco.

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Publicado

31-12-2004

Cómo citar

González Troyano, A. (2004). Del plebeyismo al señorito: Notas para una teoría de la recepción del flamenco. Música Oral Del Sur, (6), 55–62. Recuperado a partir de http://www.centrodedocumentacionmusicaldeandalucia.es/ojs/index.php/mos/article/view/91